Alicia López Losantos - Doctoralia.es

A lo largo de estos meses por desgracia muchas familias han sufrido los fallecimientos de seres queridos. Parece que si es duro hablarlo con adultos, con niños es peor aún. ¿Cómo podemos dar estas terribles noticias sin que se nos encoja el corazón? ¿Cómo podemos ayudarles en estos procesos tan duros?

¿CUÁNDO HABLAR DE LA MUERTE?

El tema de la muerte en nuestra sociedad es algo tabú y sobre el que los padres normalmente no hablan con sus hijos hasta que ocurre en el entorno o en la familia.

Sin embargo deberíamos enseñarles que la muerte es algo natural, que forma parte del ciclo de la vida. No tendríamos que esperar a que ocurra el hecho para explicar a nuestros hijos en qué consiste la muerte. De esta forma ellos lo van a entender sin crearles mayor trauma. Lógicamente deberíamos hablarles con sus palabras, con ejemplos de naturaleza o animales para que lo entiendan.

También nos pueden preguntar que si todos nos morimos, nosotros sus papás también, entonces hay que contestarles que sí….pero cuando seamos viejecitos y muy mayores. Eso les tranquilizará.
Es obvio que a pesar de todo, cuando ocurra el hecho en un familiar, van a sentir pena, pero la pena entra dentro de las emociones que vamos a sentir a lo largo de nuestra vida como adultos y debemos saber afrontarla como con el resto de emociones de la manera menos traumática y más natural posible.

LLEGADO EL MOMENTO ¿CÓMO LO DECIMOS?

Está claro que el nivel de pena va a estar influenciado por el grado y tipo de relación que tenían con la persona fallecida, la forma en que ha ocurrido (si ha sido algo rápido o que los niños veías la enfermedad), la edad de los niños y también y esto es importante nuestro propio estado emocional como padres al transmitírselo.
Pero dicho esto podemos tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Los niños, buenos observadores, enseguida se dan cuenta de que algo pasa en las relaciones entre los adultos, en el ambiente. Por ello no hay que esperar mucho a decírselo. Ya que se pueden estar angustiando porque intuyen que algo pasa aunque no sepan el qué.
  • Dar la noticia en un ambiente y lugar bueno para los niños, donde se sientan a gusto y protegidos.
  • Que el adulto que de la noticia esté tranquilo y sea muy cercano a los niños.
  • Tener un lenguaje no verbal receptivo y cercano y un tono de voz cariñoso pendiente en todo momento de las dudas que a los menores les puedan surgir para aclarárselas sin brusquedad pero con sinceridad.

¿QUÉ DECIMOS SOBRE LO QUE HA OCURRIDO?

Sobre el contenido de lo que debemos de decir vamos a dar los siguientes consejos.

  • Es mejor decir que la persona ha muerto porque algo en su organismo ha fallado a decir que se ha dormido y ya está. No ha muerto porque se portó mal o porque se fue a dormir y ya está. Debemos tener en cuenta el pensamiento mágico y la imaginación de los niños, y puede que si en ese punto no somos claros les creemos miedos infundados.
  • Tampoco es bueno decir que “nos ha dejado” o se ha ido a otro sitio mejor”, porque de nuevo la imaginación de los niños, sobre todo en niños muy pequeños puede crearles angustia de pensar cómo vivirán ahora o el porqué del abandono.
  • Hay que hacerles entender que la muerte es algo irreversible, que la persona no vuelve a vivir físicamente pero también se les puede hacer ver que seguirá siempre con ellos en su corazón.
  • Hagamos el ritual de despedida con el que más sincero y cómodos nos sintamos en familia. Que nuestros hijos recuerden ese momento como algo emocionante por supuesto pero no dramático. Es interesante que se despidan de sus seres queridos a su forma, con un escrito, un dibujo o un regalo.

Podemos llorar delante de nuestros hijos, no debemos ocultar la pena, pero también nos deben ver disfrutar de los momentos compartidos con nuestro ser querido, comentando fotos o anécdotas, dejémosles un buen recuerdo y hagamos la situación lo más natural posible.

Alicia.

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