Alicia López Losantos - Doctoralia.es

Es difícil saber cuándo dejar a los hijos solos en casa por vacaciones. ¿Hay una edad adecuada? ¿Cómo lo afrontamos?

En estos días de verano muchos padres estarán escuchando la temida frase “Yo este año me quiero quedar en casa”. Todos los padres saben que ese día va a llegar pero es difícil saber cuándo vemos a nuestros hijos capacitados para quedarse solos.

¿Cuándo se consideran que tienen autonomía y madurez necesaria para quedarse solos en casa?

Los psicopedagogos comentan que entre los 11 a 14 años hay que empezar a fomentar la independencia del menor, así poco a poco deberán asumir responsabilidades y tomar decisiones sobre el cuidado de sí mismos (alimentación e higiene) y de su habitación, saber reaccionar a situaciones imprevistas, salir solos a la calle a actividades propias o recados de los padres, en resumen, responsabilizarse de sí mismos y de su entorno.

De esta manera, cuando lleguen a la adolescencia, asumirán de forma natural la responsabilidad de quedarse solos no para hacer lo que quieran sin ningún control, sino desde la madurez de estar al cargo de la casa familiar y de sí mismos.

Se pueden tener en cuenta las siguientes advertencias para cuando llegue el momento de dejarlos solos:

  1. Dejarles solos antes aunque sea un fin de semana para ver cómo funcionan, no de golpe mínimo 15 días.
  2. Dejarles las instrucciones escritas de las cosas de la casa tanto de electrodomésticos como de teléfonos de interés que puedan necesitar frente a un imprevisto.
  3. Dejarles comida congelada suficiente y enseñarles a cocinar aunque sean cosas básicas por si se les acaba la comida y deben comprar algo extra.
  4. Dejarles unas normas de conducta. Que sepan que la autoridad de los padres se ejercerá aunque estén en la distancia y que no todo vale.
  5. Establecer unas vías de comunicación estandarizadas. Por ejemplo todas las noches llamarse o mandarse un mensaje.
  6. Los padres deben llevarse también los teléfonos de algunos amigos de los hijos con los que suelen estar más tiempo por si en algún momento no lo localizan.

Pero si a pesar de todo no lo vemos claro o queremos seguir disfrutando de nuestros adolescentes…

Podemos hacer unas vacaciones respetando sus gustos y apetencias, que muchas veces son muy distintas a las nuestras como padres. Entonces podemos hacer algo como lo siguiente:

  1. Proponer a nuestros hijos el tiempo vacacional con antelación. Dándoles opciones de distintos destinos en función del presupuesto que tengamos, les hacemos partícipes y se involucran. Como los padres suelen conocer el gusto de sus hijos varias propuestas deben ser apetecibles para ellos y para los padres también lógicamente.
  2. Una vez seleccionado el destino comentarles las cosas que podemos hacer en el mismo, sus propias actividades, que las pueden buscar en internet sabiendo el lugar al que se va a ir y poniéndolas en común en la familia.
  3. Si son estancias vacacionales cortas, tipo fines de semana o puentes, llevarse algún amigo de los hijos o familiares de la edad para que tengan más ilusión por el viaje y también compartan el mismo con chicos o chicas de su edad
  4. Dentro del viaje respetar sus espacios y tiempos, ya que los adolescentes los necesitan para hablar con amigos que están en su lugar de origen o mirar sus redes, o dormir más de la cuenta. Y en este punto es interesante desde el principio darles un dinero para que ellos de forma independiente se lo administren y gasten en cosas que les pueda agradar sin dar explicaciones.

«Por ello la clave es la participación, el consenso y el respeto, para disfrutar de unas inmejorables vacaciones en familia.”

 

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