– ¿Qué es lo que más te gusta hacer?
– Viajar. Escaparme fines de semana a hoteles rurales con encanto. Pasar unos días por ahí cambiando de aires. Creo que eso es lo que más me gusta y además con mis parejas anteriores era cuando más disfrutaba.
Y entonces Cristina levantando un poco la voz subraya, ¡así que quiero que le guste viajar!
(Historias de una agencia matrimonial, Lazos)
Aunque lo que más se oye es el aumento de las separaciones después del verano, también las vacaciones pueden ayudar a mejorar las relaciones de pareja. Veámoslo.
No hay estadísticas que nos revelen las parejas que se han fortalecido en vacaciones o que han arreglado problemas cotidianos, pero eso no significa, que esos paréntesis de ocio y convivencia no sean positivos para fortalecer los lazos sentimentales. Las vacaciones es uno de los mejores momentos del año para conocer al otro y ver lo que realmente te aporta en tu vida. Para redescubrirlo y valorarlo, para comprenderlo y admirarlo.
¿Por qué las vacaciones pueden ser positivas para la relación?
Porque combaten la rutina.
La rutina diaria es un desgaste en la relación de pareja. Nos metemos en una espiral de horarios, prisas, problemas y cansancio que no nos hace dedicar tiempo de calidad a la pareja. Sin embargo cambiar el entorno nos descansa a nivel mental y nos hace centrarnos en el núcleo familiar donde la atención y el tiempo se dirigen exclusivamente al otro. Si a esto añadimos nuevas actividades, como comidas fuera de casa, disfrutar del sol tumbados en la playa o compartir unas cañas en el chiringuito, todo esto hace que fluya la conversación y que esos momentos compartidos nos hagan volver a descubrir al otro.
Por el tiempo.
Normalmente en la vida cotidiana estamos sujetos a horarios estrictos que sin embargo en las vacaciones se flexibilizan. Las prisas y el estrés desaparecen y la espontaneidad surge. ¿Qué comemos a las cuatro?, no pasa nada. ¿Qué nos acostamos de madrugada?, tampoco. El tiempo se adapta a la pareja y a sus necesidades espontáneas disfrutando de un tiempo de calidad en compañía del otro sin presiones y sin estrés.
Por la relajación.
El estrés que todos en mayor o menor medida tenemos a lo largo del año, en el periodo vacacional baja o desaparece. En la vida diaria una pequeña discusión se puede agrandar y sacar cosas que no vienen a cuento y de una mecha hacer una hoguera. Cuántas veces he escuchado en consulta
“nosotros en verano es que no discutimos, pero es venir aquí y…”.
Efectivamente, las discusiones a veces se producen no sólo por la circunstancia sobre la que se discute sino por la predisposición que tenemos a discutir. En verano que estamos más tranquilos y más centrados en nuestra familia y pareja, no hay ganas ni momentos para discutir. Se empatiza más con el otro y las circunstancias, porque deseamos disfrutar de esos momentos que el resto del año no tenemos y no queremos fastidiarlos, con lo cual se intenta comprender al otro o no darle excesiva importancia. Y como dice el dicho “dos no discuten si uno no quiere…”
Porque actuamos en pareja.
En nuestra vida diaria desempeñamos muchos roles individuales. Nos enfrentamos a nuestros problemas de una forma independiente de nuestra pareja. Como profesional, madre de, padre de, hija de…. En las vacaciones ambos compartimos todos los momentos. Si estamos con amigos vamos juntos como pareja, si estamos con nuestros hijos o familiares estamos como pareja. Compartimos los momentos y nos reconocemos en la unión. Trabajar en unión frente a los demás también refuerza de una forma positiva nuestros lazos ya que comentamos las cosas que ambos vivimos juntos y no cada uno por su lado, con lo cual compartimos tiempo y actividades y compartir es muy importante.
Por la sexualidad.
En la vida cotidiana el cansancio acumulado del día, las preocupaciones laborales o familiares o la monotonía resienten el área sexual de la pareja. Sin embargo en vacaciones tenemos la ocasión perfecta de disfrutar de más momentos de intimidad y disfrute del otro sin prisas. Eso aparte de la propia satisfacción personal es un gran refuerzo del vínculo amatorio.
Dicho esto, el verano o las vacaciones en otra época del año, se pueden convertir en un gran aliado para reforzar nuestros lazos como pareja y mejorar la relación.
“Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la más terrible de todas: la convivencia.”, (La casa de los espíritus. Isabel Allende)
Alicia.
Puedes escucharlo en la «Escuela de Parejas» de Madrid Directo OM (101.3 FM 106)
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