Hay libros que no se leen: te abren una puerta que preferías mantener cerrada. Leyendo El caso Hartung, de Søren Sveistrup, vuelves a una verdad que en consulta aparece una y otra vez: la psicología de los traumas infantiles determina silenciosamente muchas de las decisiones, relaciones y miedos en la vida adulta. A veces olvidados, a veces patologizados, y otras tan integrados que ni siquiera sospechamos que siguen guiando nuestra conducta.
Investigación policial y psicología de los traumas infantiles
La novela —oscura, intensa, casi opresiva— parece una investigación policial, pero en realidad es un viaje hacia lo que más moldea una vida: la mochila emocional de la niñez. Infancias protegidas y otras expuestas al frío del mundo; envidias tempranas, rencores que germinan pronto, vulnerabilidad… y también esa resiliencia casi milagrosa que algunos niños desarrollan para sobrevivir.
El autor logra que sintamos la presión de cada trauma como si fuera propio. Cada personaje refleja cómo los primeros años dejan huellas invisibles pero decisivas. Este enfoque combina intriga narrativa con la exploración de la psicología de los traumas infantiles, convirtiendo la lectura en una experiencia de introspección y aprendizaje emocional.
Consecuencias de la infancia y reflexión final
Y al final queda una idea que pesa y despierta: el adulto no es solo autor de sus decisiones; es, sobre todo, consecuencia de las vivencias que lo moldearon cuando aún no sabía defenderse.
«La infancia no pasa: se queda. Y si no la limpiamos, nos acompaña en silencio toda la vida.»