No es el comportamiento de nuestros padres o suegros la causa de la ruptura en muchas ocasiones, sino la forma de enfocar nuestra relación con ellos. Es muy importante entender que, cuando nos unimos en pareja, ambos procedemos de grupos familiares muy distintos, con sus costumbres a la hora de interactuar unos con otros. Por ello, debemos negociar una nueva forma de relacionarnos con las familias de cada uno, para delimitar claramente el espacio de nuestra nueva familia. Y esa es labor de ambos miembros de la pareja.