Alicia López Losantos - Doctoralia.es

Me enamoré de mi pareja en el trabajo, aunque no fue un flechazo. Desde el principio nos llevábamos bien, nos reíamos juntos… y al cabo de un año empezamos a salir. Los compañeros, tan acostumbrados a vernos siempre juntos, ni se dieron cuenta de que éramos novios hasta que se lo contamos. Hace seis años nos casamos».

Carolina Sáenz, abogada madrileña en la treintena, comparte vida y despacho con su pareja. A ellos les ha ido bien: «Funcionamos como un equipo, tenemos una empresa en común y de que funcione depende el bienestar de la familia. En el trabajo no es mi ‘marido’, es un compañero, así que nada de ‘cariño’, yo le llamo por su nombre y él a mí, por el mío. En el curro no hablamos de temas personales y, en casa, salvo que sea algo que nos preocupa mucho y debemos abordar, tampoco se habla del curro».

Tienen mucho conseguido, porque separar casa y empleo suele ser el mayor desafío al que se enfrentan las parejas que trabajan juntas. «Las dos áreas de mayor estrés y conflicto son la pareja y el trabajo y, cuando se entremezclan, los conflictos también lo hacen. Con la pandemia, muchos matrimonios han emprendido, e incluso teletrabajan juntos. ¿Cómo separar entonces lo privado de lo laboral? Pues poniéndose pautas: «De nueve a cinco se trabaja, pero a partir de las cinco ni se trabaja ni se habla de ello. El negocio no entra ni en la cocina ni en el dormitorio», propone Elisa Sánchez, psicóloga y directora de la consultoría de bienestar en el trabajo Idein. Junto a Alicia López, psicóloga y socióloga, al frente desde hace veinte años de la agencia de búsqueda de pareja Lazos, analiza los pros y los contras de trabajar con tu pareja.

La jefa que exige más a su novio porque es el empleado

Que tu jefa (o jefe) sea tu pareja es complejo para ambos. «Pensemos en la jefa… Que su novio sea su subordinado va a generar muchas suspicacias porque el resto puede acusarle de favoritismo a la hora de decidir una subida de sueldo, de repartir las vacaciones, etc», advierte el experto en selección de personal Ibon Olazabal. De ahí que «algunas personas, en su empeño para que los demás le vean como alguien objetivo, le exige más a su pareja en el trabajo, le hace más difícil medrar. Y estas actitudes, tanto por exceso como por defecto, pueden ser muy tóxicas».

¿Montamos una empresa?

Si en esto hubiese fórmula del éxito, esto sería lo más parecido: «Cuando una pareja consolidada monta un negocio, tiene una cosa muy buena, un objetivo común, y eso es muy importante, al margen de que lo laboral no les quita tiempo de estar juntos. Las dos personas hacen la misma apuesta y eso une. Como cuando antiguamente la mujer ayudaba al marido en la consulta y se encargaba del dietario o de recibir a los pacientes», comenta Alicia López.

Y coincide Elisa Sánchez: «Emprender juntos es genial para un matrimonio, porque formas un equipo y pones el foco en lo profesional». La experta propone ir en el negocio «al cincuenta por ciento, porque, si una persona es la que siempre toma las decisiones y la otra no lo hace nunca, la relación se puede volver compleja». Lo que no quita para que «se definan los roles de cada uno, en lugar de que todos hagan de todo».

Me gusta mi compañero

«En contra de lo que se cree, normalmente las parejas que se forman en el trabajo se mantienen en el tiempo», sostiene la responsable de la agencia Lazos, con sede en Madrid y trece sucursales por el resto del país. Al menos, las que se forman en trabajos ‘sedentarios’. «No es igual trabajar en una asesoría o en una consultoría, que en un hospital o en una comisaría y tener que hacer guardias o patrullas de tantas horas junto a tu pareja, eso es mucho más intenso».

En el caso de los novios ‘de oficina’, considera la especialista que tienen mucho terreno ganado: «Cuando te enamoras de ese compañero con el que tienes tanta complicidad, hay una base de reconocimiento y admiración mutua. Además, le conoces bastante bien, porque le has visto en las buenas y en las malas, celebrando un ascenso o discutiendo con un superior». Hay beneficios incluso «a nivel de productividad, según han demostrado varios estudios».

– ¿Tanto tiempo juntos no pasa factura a la pareja?

Elisa Sánchez: En la fase de enamoramiento, lo habitual es querer estar las veinticuatro horas del día con esa persona. De ahí que trabajar juntos y poder compartir tanto tiempo resulte atractivo.

Alicia López: Si participáis juntos en un congreso de trabajo, por ejemplo, aprovecháis para salir juntos a comer o a cenar, como si de una escapada se tratase.

– ¿Y compartir amistades laborales también es una ventaja?

Alicia López: Tener amistades con las que os divertís juntos es fantástico. Además, como antes de pareja érais compañeros, ese rol previo de amigos se mantiene y te puedes mostrar más como eres. No como esas personas que empiezan a salir con alguien, no le conocen en otros ámbitos y, cuando le ven haciendo el ganso con sus amigos en un ambiente de confianza, dicen: ‘No es este’.

¿Y si es la jefa?

Cuando las parejas se crean entre compañeros, ‘a priori’ es más sencillo que cuando una de las personas es la jefa (o el jefe). «A nivel de relación sentimental pueden funcionar muy bien, pero generalmente se van a encontrar con un entorno hostil. Cuando te enteras de que dos compañeros están saliendo, te alegras por ellos, pero, cuando tu jefa se pone a salir con tu compañero, es inevitable que en algún momento pienses que si él recibe alguna gratificación es porque su novia es la que manda. En los entornos laborales hay mucha competencia y competitividad».

Cuando mi pareja entra a trabajar a mi oficina

Hay una vacante en la oficina y fichan al marido de tu compañera. Habrá excepciones, pero suele ser sinónimo de una entrada complicada, advierte Elisa Sánchez.

«Para la persona que llega nueva es difícil, porque el resto de la plantilla no la va a ver ni a tratar igual. Y para la pareja de esa persona que ya trabajaba en la oficina tampoco va a resultar sencillo, ya que probablemente le cueste mucho no dirigirse a ella de forma más directa o cariñosa. E introducir ese factor en una reunión de trabajo, por ejemplo, cuesta».

Ibon Olazabal, director general de WALT, consultora de selección de personas del grupo Evolus, sabe por experiencia que a la gente le cuesta diferenciar lo personal de lo profesional, así que aconseja separar ambos ámbitos. «Es como cuando metes a trabajar al hijo de un amigo. Si resulta bien, todo es fantástico, pero si no…».

Cómo trabajar con tu ex, una empresa complicada

«Eso de que los ex pueden ser amigos es algo que me cuesta mucho creer, porque has tenido sentimientos muy profundos por esa persona y, cuando acaba, no es fácil para nadie», se muestra escéptica Alicia López. Y, si tu ex tiene que trabajar codo con codo contigo…

«Cuando rompen dos compañeros de trabajo suele haber muchos correveidiles en la oficina, porque, como la gente conoce a los dos, todos opinan». Y esto es imposible de evitar, aseguran las expertas: «Las personas no somos asépticas, tenemos sentimientos y emociones», insiste la directora de Lazos. Es más, aunque la ruptura no sea traumática, «es difícil ver a tu ex relacionándose con otras personas. No digamos ya que tenga una nueva pareja en la oficina, porque, aunque ya no le quieras o tengas sentimientos amorosos por él, si es el padre de tus hijos, su nueva novia probablemente vaya a relacionarse con ellos. Hay quien, incapaz de aguantar la situación de verse ocho horas al día con su ex, pide el traslado».

La cosa empeora si, además, tu ex es tu jefe. «Probablemente desde el momento en que rompáis te tomes sus órdenes profesionales como un medio para hacerte daño».

– ¿Y si la pareja que rompe tenía un negocio a medias?

– Es todavía más complicado y el negocio suele ir a pique.

«¿Novios en mi negocio? ¡No, por favor!»

«Nadie te puede prohibir salir con una compañera de trabajo. Sería ilegal, como si te dijeran que no puedes hacer deporte, por ejemplo. No es una práctica que tenga que ver con lo laboral. Pero, si preguntas a los empleadores qué harían si pudieran elegir entre tener parejas en su oficina o no, casi todos te dirían que no. Es más, en algunas compañías, sin estar prohibido, es como si lo estuviera y, si surgen relaciones amorosas, los implicados suelen mantenerlo oculto», explica Ibon Olazabal, al frente de consultora de selección de personas del grupo Evolus. Desde el punto de vista del que contrata, dice, «los inconvenientes son mayores que las ventajas». Entre estas últimas señala la «mayor estabilidad y arraigo laboral» en el caso de las parejas que trabajan juntas –«es raro que dejen el empleo»– y muchas más facilidades en caso de que la empresa quiera trasladarles, ya que se va toda la familia.

«Pero ¿y si la empresa solo quiere trasladar a uno de los dos? Problemas. ¿Y si el jefe hace modificaciones en el horario que no gustan a la plantilla? Pues problemas por partida doble, porque en la familia ambos adultos estarán afectados por ese nuevo horario que les dificulta la conciliación, por ejemplo. ¿Y si despiden a tu pareja? Pues, además de la solidaridad que le muestren sus compañeros, vas a tener a una persona (su pareja) más implicada emocionalmente». Los problemas, advierte Ibon Olazabal, se podrían presentar incluso si ascienden a uno de los dos. «Tal vez el otro se haya estancado en lo profesional y eso puede generar un conflicto».

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