Normalmente se asegura que la rutina de la convivencia en la pareja rompe el hechizo del amor. Pero no es cierto. Al menos así lo considera Alicia López Losantos, psicóloga, socióloga y especialista en relaciones de pareja, quien apunta que «el quid de la estabilidad de la pareja, y esto es algo que he aprendido de los testimonios de cientos de personas que he tratado, es el grado de conocimiento previo que se tenga del otro. En el amor romántico, la fórmula tradicional surge de un flechazo irracional que te atrae como un imán, donde tu mundo se centra en el otro, que se convierte en el ser más fascinante de la tierra y todo gira alrededor de él. Lo idealizamos tanto que, cuando le conocemos de verdad, a él y a sus circunstancias (que es normalmente después de un año de relación), puede que nos demos cuenta de que no es tan maravilloso ni tan especial, y que ni siquiera ‘es’. Pero no todas las personas se enamoran así, hay quienes lo cocinan ‘a fuego lento’ su relación. En estos casos la convivencia no supone ningún problema.
¿Cuándo empiezan normalmente los problemas? ¿Cuáles son los más comunes?
Los problemas en las parejas surgen cuando se rompe su equilibrio, su homeostasis. De todas formas, no es una respuesta generalizable, debemos ver en qué punto de la vida de cada miembro surge la relación de pareja. No es lo mismo una pareja formada entre adolescentes, que inician la adultez de la mano, a un amor maduro. Probablemente, la pareja joven, con todos los cambios vitales que les esperan, empezará a enfrentarse a problemas en la relación mucho antes que un amor adulto, donde hay pocos cambios pues son vidas ya hechas.
Entre las parejas más jóvenes, los problemas más comunes son que maduran de distinta manera y que sus estilos de vida, al principio tan parecidos, van cogiendo caminos distintos, la experiencia de la vida les va cambiando sus valores, las expectativas de futuro, los deseos por realizar… Puede que se den cuenta de que la persona que tienen a su lado cada vez es más extraña. En las parejas más adultas, los problemas surgen a veces por el peso de la vida pasada, por ejemplo, cuando problemas que se pensaban ya superados aparecen de nuevo en la relación enturbiándola.
¿Por qué es tan difícil solucionar los conflictos en una relación?
De nuevo no es fácil generalizar. La solución de los conflictos depende del tiempo que la pareja los esté sufriendo. Según mi experiencia, las dificultades adquieren la dimensión de conflicto en la pareja según del tipo que sean: puede haber problemas recurrentes (por ejemplo, los conflictos con la familia política), temporales (como la llegada de un bebé), soterrados (valores o conductas en el otro que creíamos que íbamos a poder cambiar o el deseo de tener un hijo que el otro no ve)… Influye también mucho la forma de afrontarlos. Puede que a primera vista parezcan muy graves (porque siempre han estado ahí), pero si la pareja los afronta desde el respeto y la empatía al otro, no hay conflicto.
Si los cimientos no están construidos sobre una confianza plena, la sinceridad, una buena comunicación, el respeto y el cariño, cualquier problema por nimio que sea se convertirá en un conflicto.
¿Tienen las parejas hoy poca paciencia y menos interés en arreglar las cosas?
No se me ocurriría pensar eso nunca porque no es lo que vivo habitualmente. Creo que romper una relación de pareja es muy duro para ambos, tanto para el que toma la decisión como para el que la sufre. Además, es un cambio profundo en la vida de ambos, que les afecta a veces, ya no solo a nivel emocional, sino también económicamente, eso sin contar cuando hay litigios por custodias, pensiones, etc.
En mi consulta me encuentro normalmente parejas tocadas, pero no vencidas, con ganas de soplar esas brasas de su amor para que vuelva a surgir una llama intensa. Parejas que perdonan infidelidades, comprenden deslices y respetan opiniones. Parejas sufrientes, pero no sufridoras, que quieren volver al principio, a sentir al otro, a disfrutarlo y disfrutarse.
Es más, el que veamos que las separaciones y divorcios aumentan año a año igual no es señal de que no tengan paciencia en arreglar sus problemas. Lo que nos tendríamos que preguntar es cuántas nuevas relaciones se han hecho porque el ser humano sigue apostando por estar y vivir en pareja y cada vez nos unimos más.
¿Cuál es la razón por la que el confinamiento ha llevado al límite a las parejas, en vez de unirlas más frente a la misma adversidad?
Ha llevado al límite a aquellas que estaban ya tocadas. Ha habido cantidad de parejas que se han redescubierto y reencontrado y que han disfrutado de un tiempo en común que no tenían antes por horarios imposibles de trabajo y responsabilidades varias.
Pero, lógicamente, si la mala relación se sobrellevaba porque solo se veían por la noche y justo era la cena con los niños, o el fin de semana estaba entre los amigos y los padres… pues cuando la pareja se ha encontrado frente a frente y sin adornos es lógico que haya salido lo que venía de atrás, desde hace, seguro, mucho tiempo. Por eso han aumentado las separaciones, porque a esa pareja le llegó el momento de decirse la verdad.
¿Cuáles son los secretos de una pareja para que no se rompa?
Que se diviertan juntos y que no necesiten a nadie más para ello. Que disfruten de su sexualidad y que sean sus mejores amigos. Creo que en esas tres frases están todos los elementos básicos para una relación feliz: respeto, admiración, alegría, confianza, entendimiento, complicidad, disfrute, cuidado y amor.
¿Son los hijos una prueba de fuego en las relaciones?
Pues de nuevo depende. Cuando una pareja espera la llegada de un hijo, existen diversas variables para afrontarlo. Entre otras, podemos constatar como muy importantes:
Psicológicamente, influye la forma en la que cada uno de ellos ha aprendido y desarrollado con sus respectivas familias sus necesidades emocionales y comunicativas.
El estado del que parte la pareja. Cómo está su relación y cómo actúan generalmente ante nuevas situaciones o problemas en la misma. No es lo mismo que sea algo deseado por ambos como parte de su proyecto de vida en común, que algo para solucionar un problema de pareja tipo ‘o tenemos un hijo o nos divorciamos’, es decir, una forma de solucionar una ruptura inminente. Y no es lo mismo un embarazo deseado que uno por sorpresa.
Los recursos económicos y el apoyo social (familiar y del entorno) que puedan tener influye mucho también.
Dependiendo de estos factores, a veces los hijos unirán más a la pareja y otras veces…serán una fuente de problemas.
¿Qué debe hacer una pareja cuando empieza a ver que los problemas crecen?
Enfrentarse a ellos y hablarlos. Para lograr una comunicación efectiva dentro de la pareja, hay tener en cuenta los siguientes puntos:
- No callar para evitar problemas.
- No llegar a conclusiones apriorísticas y rápidas sobre lo que el otro piensa o siente.
- No prejuzgar al otro sobre lo que está comunicando.
- No traer cosas del pasado a las discusiones del presente y hablar de otros temas que no tienen que ver con lo que se está discutiendo en el momento.
- No hay que dominar la conversación sin escuchar los argumentos del otro.
- Por supuesto, nunca gritar ni insultar.
- No pensar que dialogamos cuando solamente defendemos nuestra posición o punto de vista, sin ponernos en el lugar del otro.
- Por último, no meter puntos de vista de terceros («como dice mi madre»…) en la discusión de la pareja.
Si no saben ni pueden, las parejas deben acudir a un profesional que les ayude a ver la mejor forma de enfrentarse a los problemas y superarlos. Nunca dejarlos o apartarlos, porque por sí mismos no van a desaparecer, sino que pueden enquistarse. La solución entonces será más difícil de alcanzar.